En una ciudad como Venecia, los gatos han estado históricamente como habitantes continuos de la ciudad, como los propios venecianos, ya que en una ciudad costera llena de canales de agua, se necesitaba disponer de cazadores de ratas y nadie mejor que los gatos para cumplir este cometido.
LOS TRIPULANTES DE LOS BARCOS
Pero además, en los largos viajes hacia Oriente, los gatos venecianos también se utilizaban como defensa contra las roedores de las bodegas en las naves Así que se decidió embarcarlos como una "tripulación" en grupos de tres o cuatro con un empleado responsable de su cuidado. Se registraban en el cuaderno de bitácora de los viajes y se convirtieron en un amuleto de buena suerte para los marineros.
Junto a las mercancías de Oriente llegó también el ratón de la peste, y los gatos venecianos no pudieron combatirlo, pero eso es otra historia.
Estamos en San Polo, al lado de la basílica dei Frari, y vamos a hacer una parada en el Caffè dei Frari o Toppo para honrar la memoria de un gato muy famoso
Al pie del puente dei Frari, encontramos el café dei Frari inaugurado en 1870. Tiene numerosas pinturas del siglo XIX, y entre ellas hay una de un gato blanco acostado.
Este gato fue tan famoso que hasta sonetos y unas medallas le dedicaron a su muerte, se llamaba Ninni, y era una atracción pública, tanto, que tenía su propio libro de visitas, donde se firmaba tras visitarlo.
Recibió hasta la visita del zar Alejandro III, que tras acudir a los Archivos del Estado (Archivio di Stato) en la plaza, se dirigió a este café para saludar al famoso Ninni.
EL INMENSO AMOR DEL DUX FRANCESCO MOROSINI POR SU GATO
Dos siglos antes de esta historia, ya hubo un famoso gato Nini (o gata, no está claro), que pertenecía al dux Francesco Morosini, elegido el 3 de abril de 1688 y conocido como el Peloponeso por su campaña victoriosa para reconquistar los territorios caídos de Grecia. en manos del Imperio Otomano.
Su gato, al que tenía un apego insólito y del que nunca se separó ni siquiera en las batallas más sangrientas, en el momento de su muerte fue embalsamado con un ratón entre las patas y aún se conserva en el Fondaco dei Turchi, en el Museo de Historia Natural.
LOS GATOS DE LA LIBRERÍA ACQUA ALTA
En la evocadora Librería Acqua Alta, los gatos son los amos y entre montones de libros, colecciones de tarjetas y novelas pasan el tiempo dormitando y observando a los visitantes.
Así que gatos y venecianos convivían en la ciudad de la Serenissima tan ricamente y así siguen en la actualidad, en simbiosis con la ciudad.
PUNTOS 30 DE LA CAPA "PASEO POR SAN POLO"
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