Hace unos días cumplió años el famoso Caffè Florian, y ya son ¡304 años!. Hoy quiero hablaros de las cafeterías históricas de la Plaza de San Marcos ¿Te sientas conmigo?
El café tuvo problemas en Venecia, no sólo porque consideraban a los turcos como un "enemigo peludo", sino también por informes, que provenían de Constantinopla, y que asociaban la bebida con la impotencia y la homosexualidad.
Aún así, los venecianos decidieron importar café y fueron los primeros grandes importadores de café en Europa. El primer cargamento desembarcó en Venecia en 1624, procedente de Constantinopla.
Las cafeterías se introdujeron en la ciudad en 1683 ( la primera se llamaba “All'arabo”) cuando algunos comerciantes turcos abrieron una tienda para degustar café (llamado entonces "bebida negra") en la Plaza de San Marcos, bajo las arcadas de la Procuratie Nuove. Fue un fenómeno imparable y en 1759 la ciudad tenía ¡206 cafeterías!, 34 de ellas en la Plaza de San Marcos.
Los "Cafés" (también llamados tiendas de aguas) eran lugares comerciales y de encuentro para gente de todos los ámbitos de la vida: intelectuales, académicos, políticos, estudiantes, artistas y gente corriente. El ambiente del café se parecía a la sala de estar de casa, y el café se tomaba principalmente en la mesa.
Hoy en día, tres de esos cafés siguen estando aquí: Florian, Lavena y Quadri.
1 CAFÉ FLORIAN
El más célebre de todos los cafés sigue siendo el Florian. Nació en 1720 y no se llamaba FLORIAN inicialmente, sino “ALLA VENEZIA TRIONFANTE" ("A Venecia victoriosa", en recuerdo de las glorias de la Serenissima)
El Café fue rebautizado como "Caffé Florian" en honor a su dueño, Floriano Francesconi.
Mientras se servían los mejores vinos y cafés de Oriente, Malasia, Chipre y Grecia, la historia se desarrollaba afuera. Sus ventanas presenciaron el esplendor y la caída de la República Serenissima de Venecia y las conspiraciones secretas contra el dominio francés y luego el austriaco.
Por este café ha pasado gente tan importante como: Lord Byron, Vivaldi, Goethe, Rousseau, Stravinski… y también Casanova.
Testimonio de la pasión de los venecianos por el café es la leyenda que cuenta que Casanova, tras huir de las cárceles del Palacio Ducal, los terribles Piombi, se detuvo en el famoso Café Florian y pidió una taza de café antes de su marcha de Venecia
2 GRANCAFFÈ QUADRI
Su actividad comenzó en 1775 cuando el comerciante veneciano Giorgio Quadri, regresó a su hogar después de una larga estadía en Corfú, entonces parte de la República de Venecia, junto con su esposa griega, Naxina, y decidió abrir una habitación donde preparar y vender café.
Giorgio Quadri abrió bajo la Procuratie Vecchie, cuando se hizo cargo de una antigua tienda de vinos y cafés ya conocida en la ciudad y su cafetería pronto se convirtió en uno de los lugares favoritos de la aristocracia veneciana.
Al parecer, era la cafetería preferida del ejército austríaco durante la ocupación de principios del siglo XIX.
En 2011 llegó la familia Alajmo, quienes, a principios de 2018, sometieron el café a una importante restauración dirigida por el creador francés Philippe Starck que lo transformó en un lugar mágico como os conté aquí.
3 CAFE LAVENA
Durante sus viajes a Venecia, Wagner nunca faltaba a la cita cotidiana con Carlo Lavena en la Plaza de San Marcos.
Wagner normalmente se sentaba en la parte superior del café junto con su esposa Cosima, sus hijas y el suegro Franz Liszt (el gran pianista y compositor).¡Aun están la mesita y las sillas originales que ocupaba!
Entre estas mesas del café Lavena, Wagner compuso varias páginas de Parsifal y del dueto de Tristán e Isolda, como lo recuerda la placa conmemorativa en el interior
Este café, está aquí al pie de la Torre del del Reloj desde 1750. En sus orígenes, el Café se llamaba Regina d'Ungheria (Reina de Hungría).
En aquella época, los venecianos lo llamaban Caffè dei Foresti (Café de los Extranjeros), porque lo frecuentaba una clientela principalmente internacional que como no había Google Maps, se perdía por las calles de la ciudad.
Por este motivo, los codegas (portaban faroles), gondoleros, porteadores y aquellos que garantizaban el transporte en la ciudad, especialmente por las noches, se apostaban fuera del café para acompañarlos a sus moradas.
En la actualidad, el Caffé Lavena se muestra como en el siglo XVIII con la atmósfera de un salón de estilo austriaco.
El primer café europeo, seguramente fue servido en Venecia, donde podemos seguir diciendo “Andemo da Florian!” (¡nos vemos en el Florian!) ☕☕
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