"IL SERENISSIMO PRENCIPE FA SAPER" (EL SERENISIMO PRÍNCIPE HACE SABER...), así comienza esta historia de una estela de piedra.
¿DÓNDE ESTÁ?
Seguramente habréis pasado por el cruce del sotoportego Falier, viniendo de la Strada Nova para ir hacia Rialto o, al revés, viniendo del barrio de Rialto por la calle Dolfin en dirección al campo Santi Apostoli.
¿CUÁL ES SU FUNCIÓN?
Nos encontramos ante una especie de proclama u orden. La inscripción grabada, en cuya parte superior se encuentra el león, emblema de la Serenissima, comienza así:
«El Serenísimo Príncipe hace saber (…) que ninguno, ni hombre ni mujer, no se atreva a hacer o a hacer vender pan de harina de en cualquier parte de la ciudad, ya en casas o barcos o calles (…) bajo pena de prisión y veinticinco ducados cada vez que falsifiquen...»
Lo que pocas personas saben es que esta losa tiene dos caras: una frontal hacia la calle y otra trasera hacia el agua o hacia el rio.
Y es que en realidad, antiguamente, las calles eran sitios de paso secundarios, poco usadas, embarradas y demasiado estrechas para permitir el transporte de mercancías voluminosas. Casi todo se movía por los ríos o canales con barcas o góndolas, y por tanto, la lectura desde el agua era muy importante.
En resumen, el texto del anuncio advierte en el anverso que todos aquellos que transgredan la orden de no vender ni cocer pan en otros lugares que no sean las tiendas de pistori (los panaderos) serán castigados con una multa de 25 ducados y prisión. Continúa la proclama prohibiendo también a los barqueros transportar pan de contrabando o incluso traer consigo a personas que lo tengan, so pena de quemar su embarcación y suspender su licencia por no menos de dos años.
Por orden del Inquisidor la proclama debía ser impresa, publicada y grabada en mármol en los lugares más frecuentados. Es decir, como esta losa hubo muchas otras, aunque sólo esta ha sobrevivido a los siglos.
En el reverso de la estela, es decir, la cara que mira al Rio dei Santi Apostoli, se informa la parte de la proclamación de interés para los barcaroli (los barqueros) muchos de los cuales pasaban por este canal, porque por aquí se realizaban las conexiones a Murano cuya estación no estaba lejos tal como os conté en el artículo de las ancorette.
Lo que no quería el gobierno es que se hiciera o vendiera pan de fuera de las tiendas autorizadas por la Serenissima, con el fin de proteger a los ciudadanos de los alimentos de origen incierto o de mala calidad, ya que una población debilitada era poco productiva y podían ser atacados por el enemigo sin mucha defensa
EL ARTE DE LOS PISTORI Y LOS PANICUOCOLI
El pan en Venecia ha atravesado los siglos por su importancia: ya en 1104 la República administraba 32 hornos en el Arsenale. Desde el siglo XII, entre los 147 oficios de la ciudad, había dos relacionados con el pan, por un lado los pistori, que amasaban y daban forma al pan, y por otro, los forneri o panicuocoli que lo cocían en los hornos y lo vendían.
Una oficina pública especial, conocida como ad bullam panis, estaba a cargo de hacer cumplir las leyes de la República sobre la cocción, el peso y el precio de venta del pan.
Se realizaban controles a diario para garantizar la calidad del pan, y dicen que si no pasaba este control, se cortaba en pedazos y se arrojaba desde los escalones del puente de Rialto.
La fraternidad de los Pistori, además de los numerosos hornos repartidos por Venecia, tenía dos grandes panaderías públicas destinadas a la venta: una estaba al pie del campanario de San Marco; la otra en Rialto, junto a la Beccarie.
Los mostradores de la panadería cerca del campanario estuvieron allí hasta 1875. Se pueden ver en un grabado (alrededor de 1565) de Jost Amman.
Hay huellas de este oficio por todas partes en Venecia, incluso en los edificios más emblemáticos: en los arquitrabes de la puerta principal de la basílica de San Marcos; en los capiteles del Palacio Ducal; en los cuadros del Museo Correr.
En el techo del arquitrabe del arco principal se representan las trece artes necesarias para la vida, y una de ellas es la de los pistori (panaderos), que aparece junto a los squerarioli (fabricantes de barcos), almacenistas (posaderos), pistori (panaderos), becheri (carniceros), petrineri (lecheros), mureri (albañiles), calegheri (zapateros), barberos y cerusici (dentistas), botteri (toneleros), marangoni (carpinteros), aserradores, herreros y pescadores.
CUANDO EL PAN DE LA SERENISSIMA DEFENDIÓ LA CIUDAD
Cuenta la leyenda, que durante el asedio, los venecianos, para convencer a Pipino de que nunca podría conquistar la ciudad haciéndoles pasar hambre, arrojaron una gran cantidad de pan a su ejército, ¡incluso usando catapultas!
Hay un lienzo en el Palacio Ducal de Andrea Vicentino, titulado "Los venecianos se preparan para el asedio de las tropas del rey Pipino", que representa este uso tan especial del pan.
¡Así de importante era el pan y todo lo relacionado con él en la República de Venecia! Tanto, que hay más de 17 calles, patios y pasadizos que se llaman "del pistor" y lo recuerdan 🥖🥖
PUNTO 37 DE LA CAPA "PASEO POR CANNAREGIO"
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