Al entrar a la iglesia de Sant'Alvise, mirar hacia el techo, tendrás la sensación de ser succionado hacia arriba a un mundo celestial de intensa luz porque el techo es un gigantesco fresco que nos traslada directamente a un cielo de un vívido azul.
Esta iglesia está dedicada a San Luis de Toulouse (Luis=Alvise en veneciano), que era hijo del rey de Nápoles, y que renunció a heredar el trono para convertirse en monje franciscano.
LA SENSACIÓN DE UN CIELO SOBRE LA CABEZA
La fachada es tan simple, que nadie imagina lo que encontrará traspasando la puerta.
Al entrar, simplemente te quedas sin palabras y te invade una sensación de ligereza y alegría y piensas: "Quiero subir al cielo"
Pero además, la iglesia está plagada de obras de arte, un delirio para los sentidos. Estatuas, altares y mármoles decoran las paredes. Hay tres espectaculares pinturas de Giambattista Tiepolo con el tema del viacrucis que impresionan. Ultima Cena de Santacroce y una copia de la Última cena del Veronés; las historias del Antiguo Testamento de Bastiani...
Y para embellecer más la escena, el "barco", así se llama a un coro suspendido, en este caso sostenido por dos finas columnas y con rejas de hierro fundido, detrás de las que las monjas de clausura del monasterio adyacente se escondían para escuchar misa. Es del siglo XV.
LA IGLESIA SURGIDA ENTRE SUEÑOS
Año 1388, una aparición, la del Santo Obispo de Toulouse, Ludovico, es el motivo por el que se construyen aquí esta iglesia y un monasterio.
En esa época, vivía en la ciudad una noble llamada Antonia Venier, que desde que había quedado viuda, se retiró en su casa y pasaba los día orando, y realizando buenas obras.
Un día, tuvo un sueño: una mano de un hombre con una larga túnica gris la llevaba a un lugar de la ciudad, grande y baldío, y le decía: "Antonia, el solar que ves, tienes que comprarlo para edificar en él una iglesia y un monasterio con mi nombre y además construirás en él un claustro de vírgenes devotas. Soy Ludovico obispo de Toulouse y Dios quiere que mi nombre brille glorioso también en Venecia"
Y le dio más pistas: debes edificarla donde viven los cordeleros...Antonia buscó y buscó, hasta que finalmente encontró un sitio extenso y pantanoso, donde se trabajaban cuerdas para instrumentos musicales, y lo reconoció como el sitio señalado por el Santo Obispo.
La piadosa viuda vendió también casi todas sus posesiones y construyó entonces el monasterio contiguo de sólo tablas de madera, y entró en él para profesar la regla de San Agustín.
OTROS EDIFICIOS DE LA PLAZA
El monasterio de Sant'Alvise
El convento de las monjas donde profesó Antonia Venier, está en el lado derecho de la iglesia y tiene dos claustros (uno de ellos intacto).
Fue una guardería y un colegio de primaria, pero ya no tiene esas funciones y las monjas de la Caridad Canossianas ya no residen aquí. Posiblemente se convierta en un hotel de lujo.
La Scuola Sant'Alvise
Esta escuela o cofradía reunía a los devotos de Sant'Alvise desde 1402. Daban limosna a los pobres y dotes a las doncellas, En la sala baja había un retablo de San Luis en traje episcopal y un retrato de Tintoretto y a lo largo de las paredes ocho pinturas de 1508 de pintadas Marco Veglia.
En el portal lateral de la iglesia, cerca de la Scuola , se puede ver grabado en marmol el monograma de la Cofradía, que consiste en las iniciales "SA" coronadas por la corona real. También puedes encontrar dos pequeñas imágenes del santo, talladas en los laterales de la puerta de la casa entre la iglesia y la Scuola.
A esta Scuola, se la conoce como la La casa sghemba, que significa "casa torcida", precisamente por su inclinación que no sé si se aprecia en la foto.
¿Quieres conocer esta zona de Cannaregio alejada de las multitudes? si caminas un poco por detrás de la iglesia llegarás a un "balcón" con vistas a la Laguna Norte y sus islas. Una experiencia única y "celestial" 👼🏻
PUNTO 35 DE LA CAPA "PASEO POR CANNAREGIO"
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