Nos trasladamos al glamour del siglo pasado entrando en el antiguo Grand Hotel, hoy sede del Consejo Regional del Veneto para sentirnos estrellas del cine por un día ⭐🎬
UN SIGLO DEL GRAND HOTEL
La transformación de este palacio de residencia aristocrática a estructura hotelera se inicia con una mujer, Laura Moschini Ivancich, rica terrateniente de Padua y joven mujer de Luigi Ivacich: en 1860 Laura Moschini adquiere el palacio Morosini-Ferro, pocos meses antes de morir.
Entre 1872 y 1873 el marido Luigi (1821-1908) adquiere el palacio Fini contiguo del siglo XVIII y unifica los dos palacios para abrir en 1874 un hotel de lujo, uno de los más grandes y elegantes de la ciudad: el Grand Hotel Venezia que se convierte en un hotel de ensueño de la época por su refinamiento.
Finalmente la familia lo vende a la Provincia de Venecia, para la naciente "Regione del Veneto" que desde 1972 lo convierte en sede del Consiglio Regional del Veneto (Consejo Regional del Véneto).
Aquí se alojaron fascinados por la ciudad grandes de la historia, de las élites culturales y de las celebridades internacionales del mundo del espectáculo y de la vida social.
1874 | El pintor Edouard Manet se aloja y pinta desde el hotel dos vistas del Canal Grande |
1875 | Histórico encuentro en Venecia entre el rey Vittorio Emanuele II y el emperador de Austria y Hungría Francisco José que marca la reconciliación entre los dos estados después de la Tercera guerra de independencia y la anexión del Véneto a Italia |
1925 | Se aloja el poeta bengalés, premio nobel de literatura Tabrindranath Tagore |
1934 | Primer encuentro entre los dos dictadores Adolf Hitler y Benito Mussolini, en Venezia, Hitler se aloja en el apartamento real del Grand Hotel |
1935 | Trilaterale en el Grand Hotel entre los ministros de exteriores de Italia Fulvio Suvich, de Austria Egon Berger Waldenegg y de Hungría Kálmán Kánya |
1938 | Estancia de Winston Churchill. Entre los invitados de ese año se encontraba el compositor Richard Strauss |
1939 | En ocasión de la muestra internacional de arte cinematográfico de Venecia se alojan en el Grand Hotel: Cary Grant, Tyrone Power, Mary Pickford. No faltaron también aristócratas e intelectuales: Giorgio Duque de Kent con Marina de Grecia, el barón inglés Edward Boyle, el periodista americano Robert Hobart Davis, editor del New York Sun |
1950 | Ingrid Bergmann y Roberto Rossellini se alojaron para la muestra Internacional de cine para presentar la película Stromboli- Tierra de Dios |
1951 | EL BAILE DEL SIGLO, el Baile Oriental, de Charles de Beistegui en el Palacio Labia con un millar de exponentes de la jet set internacional. Muchos invitados se alojaron en el Grand Hotel como la pareja millonaria chilena Arturo José Lopex Willshaw y Patricia Lopez-Huici con el barón Alexis Von Rosemberg De Redè |
EL ENCANTO DE LAS ESTRELLAS
Artistas y estrellas se sienten como en casa en Venecia, atraídos por la magia de una ciudad que ha fascinado a pintores como Edouard Manet (que pintó dos cuadros desde este antiguo hotel) y poetas como Rabindranath Tagore Premio Nobel de Literatura.
Pero la Mostra d'arte cinematográfica creada en 1932 en el Lido de Venezia por el conde Volpi trae a la laguna a famosos de Hollywood y de producciones internacionales.
El Grand Hotel Venezía acogía a los VIP: los objetivos de los paparazzi y los fotógrafos oficiales del Festival de Venecia inmortalizaban en el muelle que daba (y todavía) existe) al Gran Canal a los sex symbols de la época como Cary Grant y Tyrone Power.
Un firmamento de estrellas poblaba el Grand Hotel.
El glamour de las celebridades y de las mujeres fatales animaba estos salones, entre espejos y brocados, salones y balcones, en una atmósfera de elegancia.
LAS ESTANCIAS REALES
Las habitaciones, amplias y lujosas, estaban situadas en el primer piso y estaban amuebladas con gran opulencia, alternando con vastos salones de recepción adornados con tapices de seda, tapicerías, espejos, cuadros de artistas y mobiliario refinado, camas con dosel, alfombras, terciopelos y muebles lacados en el estilo del siglo XVIII.
La Suite Real, estaba compuesta por cuatro suntuosas habitaciones con techos ricamente decorados. En particular, la habitación conocida como «del Veronese» estaba adornada con óleos sobre lienzo de Pietro LIberi, con un friso alegórico y decoraciones doradas en las paredes y una representación central de Hércules incrustada en el techo de madera.
La Suite Real, la más bella en cuanto a mobiliario y con vistas al Gran Canal, ha alojado a jefes de Estado, ministros y celebridades. Hoy en día, en estas habitaciones, perfectamente conservadas, están las oficinas del Gabinete del Primer Ministro y de la Secretaría General.
COMO SE LLEGABA AL GRAND HOTEL
Se llegaba desde el Gran Canal, donde estaba el acceso principal del hotel al que se llegaba al principio en góndolas cargadas de maletas y más tarde en elegantes lanchas motoras, pero al que también se podía llegar por tierra a través de la contigua calle Minotto, donde está la inscripción GRAND HOTEL con teselas de mosaico doradas y moradas que se ha restaurado recientemente.
El interior era lujoso y elegante, con refinados salones y otras estancias amuebladas con delicados muebles y paredes cubiertas con papel pintado a la moda. Espléndidas lámparas de cristal de Murano colgaban del techo y frescos arreglos florales creaban una atmósfera de refinada elegancia mientras la luz se filtraba a través de los toldos blancos.
EL FAMOSO BAILE DEL SIGLO
Venecia sobrevivió indemne a la Segunda Guerra Mundial, a salvo de bombas y bombardeos.
Para una ciudad que nunca dejó de ser capital de la cultura y la belleza, el periodo posterior a la II Guerra Mundial fue una temporada de renacimiento artístico y cultural.
Elegancia, belleza y alegría de vivir animaron las veladas nocturnas, cuando el Galleggiante -una artística plataforma escénica- encabezaba el desfile de barcas y músicos a lo largo del Gran Canal, entre las terrazas festivamente iluminadas de palacios y hoteles.
En 1951, Venecia y su Grand Hotel fueron el marco aristocrático de acontecimientos exclusivos: los días 2 y 3 de junio, el desfile de un jovencísimo Christian Dior, mago de la elegancia llegado directamente de París con las modelos de su Maison, presentó en la laguna una colección de particular seducción que iba a hablar de felicidad y armonía al universo de la moda. El diseñador eligió la arquitectura veneciana como elemento natural de diálogo con las siluetas de sus prendas.
En septiembre, el multimillonario franco-mexicano Carlo De Beistegui, nuevo propietario del Palacio Labia, celebró la conclusión de las obras de restauración del palacio con una fiesta de disfraces destinada a pasar a la historia: EL BAILE ORIENTAL (Bal Oriental).
Con seis meses de antelación salieron hacia todas las esquinas del mundo invitaciones para “le Bal Oriental” que se celebraría en el Palazzo el 3 de septiembre de 1951.
Al Bal Oriental asistieron un millar de invitados, de Orson Welles al Aga Khan III, de Salvador Dalí a los duques de Windsor, del rey Faruq de Egipto a la princesa Cicogna, de Mariello Caracciolo al conde Tassilo Fúrstenberg, que se alojaron en los mejores hoteles de la ciudad. Los festejos se prolongaron hasta la mañana siguiente, trasladándose también a los calli y campielli de la ciudad. Por su pompa pasó a la historia como el Baile del Siglo.
El tema de la fiesta estaba inspirado en un fresco de la casa del anfitrión del palacio Labia: El banquete de Cleopatra de Giovanni Battista Tiepolo. El cuadro trata del festín que dio Marco Antonio en honor de la reina de Egipto, el cual tenía que ser el plus ultra de la fastuosidad; los platos más famosos se sucedieron uno tras otro en serie interminable; pero a la reina no le causaron impresión alguna, por lo que desafió a su orgulloso huésped diciéndole que ella lograría un plato mucho más costoso que cualquiera de los que él le había ofrecido. Tomó una célebre perla de sus pendientes, la disolvió en vinagre y bebió el brebaje a continuación.
¿A quién le hubiese gustado asistir al Baile del Siglo?
PUNTO 32 DE LA CAPA "GRAN CANAL"
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