¿Sabías que a los judíos se les consideraba espías del diablo? Decían que su extraño lenguaje lo confirmaba y también su particular forma de vestir y sus rituales. Pero los venecianos, tan prácticos siempre, les buscaron una ocupación útil para la Serenissima: prestar dinero con intereses. Conoce el porqué...
Los cristianos no podían dedicarse a la profesión de practicar la usura ya que se consideraba como un pecado de avaricia y estaba prohibida en todos los casos: "no se puede pedir más de lo que se da», dice un texto medieval.
“Puedes prestar a un extranjero a interés, pero no a tu hermano” reza el Deuteronomio, el último texto de la Torá. En otras palabras, un judío podía conceder un préstamo a un cristiano, pero no a otro judío.
Como consecuencia de los textos de su religión, los judíos prestaban y los cristianos se empeñaban y así fue en Venecia desde 1516, cuando se instalaron las casas de empeño en el barrio Judío, concretamente en el Campo del Ghetto Nuovo.
El Campo del Ghetto Novo, era un ir y venir de cristianos, que buscaban liquidez seguramente para comerciar o para armar un barco para una batalla, y a veces, para pagar deudas de juego.
Para Venecia, tolerar a los prestamistas judíos era una forma de activar la economía porque los judíos podían trabajar como los bancos, prestando dinero con intereses o a cambio del empeño de objetos. Estos servicios de prestamos y crédito, en el que las leyes de la República controlaban las tasas de interés, facilitaban la financiación de las empresas comerciales venecianas y también paliaban las necesidades más apremiantes de las clases más pobres de Venecia.
La película "El mercader de Venecia" que se basa en la obra del mismo nombre de Shakespeare, nos puede dar una idea de como era el ambiente en esta zona de Venecia, tan oscura como fascinante, el Ghetto, el primer gueto hebraico del mundo. En esta historia, uno de los protagonistas es un prestamista judío.
EL BANCO ROSSO Y ESTAR EN "NÚMEROS ROJOS"
Bajo los soportales de la plaza, hay un discreto letrero pintado que indica "Banco Rosso" (Banco o casa de empeño Rojo), uno de los primeros bancos europeos y que recrea como eran estos lugares en los que los judíos prestaban dinero.
Originalmente había dos casas de empeño más: el banco verde y el banco negro, pero no han sobrevivido. Probablemente su nombre se debe al color de los recibos de empeño de cada uno.
Todos los judíos que componían el Gueto de Venecia estaban obligados a mantener los bancos, sus dependencias y el salario de los dos escribanos cristianos. Los bancos tenían que estar en la planta baja para mayor comodidad de los pobres y cada banco constaba de un "cassotto " donde se desembolsaba el préstamo y un depósito donde se guardaban los bienes empeñados.
Estos objetos debían permanecer en los bancos durante trece meses, transcurrido este plazo sin ser desempeñadas, se subastaban en Rialto durante los primeros ocho días hábiles de cada mes.
Estos tres bancos, el rojo, verde y negro, sobrevivieron hasta el final de la República de Venecia (en el año 1797).
Hoy en día se puede visitar uno de estos bancos de préstamo y conocer como se trabajaba: el Banco Rosso. Últimamente siempre lo he encontrado cerrado, pero el Museo Hebraico, al que pertenece el banco, realiza algunas visitas puntuales (3 ó 4 veces al año).
La expresión "estar en números rojos" (andare in rosso, en italiano) tiene su origen precisamente en los recibos de color rojo emitidos por el Banco Rosso del gueto.
Un lugar inesperado que puedes encontrar en Venecia escondido en este islote que vio nacer el primer gueto de la historia
Y disfruta de la animada plaza del Campo del Ghetto Nuovo, sus cinco sinagogas, delicias kosher y más paradas en un paseo por el gueto (o ghetto) veneciano ¿Quién quiere acompañarme?
PUNTO 10 DE LA CAPA "PASEO POR CANNAREGIO"
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