Hay un refrán que dice: "Al que madruga, Dios le ayuda" y madrugar mucho para ver amanecer, tiene su recompensa en Venecia: este amanecer quedará grabado para siempre en tus retinas.
Comienza sobre el puente de la Accademia, donde los palacios se bañan de una luz dorada muy especial. Además, estarás casi solo ante la majestuosidad del Gran Canal.
Con el mismo madrugón, aprovecha y camina a la Plaza de San Marcos para disfrutar de la Plaza casi vacía. Incluso encontrarás el famoso Caffè Florian recién abierto y sin ninguna alma.
¡No te olvides de la cámara de fotos!
¿Qué opinas sobre esta experiencia?¿Merece la pena levantarse tan temprano? 😍
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