Tal día como hoy, 31 de enero de hace ¡1.153 años! llegó, robada de Alejandría por dos comerciantes en un cesto, la reliquia del cuerpo de San Marcos a Venecia.
Podemos ver en el mosaico de la fachada de la basílica de San Marcos como el cuerpo llega a Venecia el 31 de enero del año 828, en concreto al puerto de Olivolo (sede del obispo en el barrio de Castello) donde fue recibido por el obispo Orso, el dux Giustiniano Partecipazio y toda la ciudad.
En época medieval, las reliquias de los santos, eran un tesoro más preciado que el oro, y la ciudad que conseguía reliquias, como en este caso las de un evangelista, crecía en importancia como la espuma y se convertía de la noche a la mañana en una gran ciudad.
Todos esperaban milagros de ellas que les cambiarían su miserable vida y no dudaban en peregrinar cientos de kilómetros para acercarse a las más preciadas. En aquella época tener las reliquias de un santo en tu ciudad era sinónimo de peregrinaje, comercio y bonanza.
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