1 UN CAMPO Y NO UNA PLAZA

 

La mayor plaza de Venecia después de la plaza de San Marcos. Recordemos que la única plaza de Venecia es la de San Marcos, todas las demás se denominan “Campo”, porque antes de ser pavimentadas, eran plazas con hierba.

 

2 HISTORIA

 

Originalmente esta plaza, estaba dedicada a la agricultura y al pastoreo, hasta que en 1493 fue pavimentada, colocándose un pozo en el centro.

 

Posteriormente fue utilizada como escenario de peleas entre perros y toros, juegos de pelota, bailes de máscaras y sermones religiosos.

 

En el siglo XVII, el mercado de los pobres se trasladó de aquí a la plaza de San Marcos.

 

Sigue siendo a día de hoy uno de los lugares más populares en el carnaval y también se utiliza para conciertos al aire libre y proyecciones durante el festival de cine de la Mostra de Venecia. Y en invierno, hay una pista de hielo para patinar.

 

3 LAS CORRIDAS DE TOROS

 

A lo largo de los siglos se organizaron durante el carnaval, las llamadas “cazas del toro”  (cacce al toro) con gran éxito en los campos de Venecia, y en ocasiones especiales en la Plaza de San Marcos. Y en realidad no eran toros, sino bueyes.

 

Quienes peleaban contra los toros no eran hombres, sino perros entrenados para morder las orejas del animal, mientras dos toreros (llamados tiradores) mediante cuerdas atadas a los cuernos del animal, tiraban de él intentando evitar los mordiscos. Cuando se quería que soltase el perro al toro, el entrenador del perro, llamado cavacani, mordía su cola o apretaba con fuerza sus testículos entre las risas del público. Hubo perros famosos por haber cortado muchas orejas bovinas y también toros que se hicieron famosos porque no tenían rival.

 

El número de toros utilizados también variaba según la caza que se organizase. De hecho, hubo fiestas con seis, ocho, doce e incluso ¡18 toros! Sin mencionar las cacerías de grandes e importantes ocasiones como la organizada en 1767, en honor a Carlos Eugenio Duque de Wurtemberg, donde se utilizaron ¡120 toros! mientras que en 1782 se vio pelear a 72 toros bajo los ojos asombrados de Paolo Perowitz, Gran Duque de Rusia.